Soy ese niño que sueña despierto con la grandeza de un futuro mientras lucha por soltar las varas de una cuna que son un pueblo dormido en el cercano pasado
Soy el hijo de los que lo criaron a son de merengue y boleros
Soy, por mes y medio, el fanático numero 1 de José nogueras y de Felito Félix y sus cantores de Bayamón
Mis filósofos favoritos son un cubano, un español y un argentino (que descanse en paz)
Y cuando me siento bien patriótico, una banda de Vega Baja y un ítalo-uruguayo
Soy el que cogió guille de gringuito y se fue a pelear por los colores de una patria que lo adoptó a la mala
Soy el que padece de nauseas y lástima al saber que la mayor exportación de su patria son los urbanismos y la fuerza laboral
Pero igual coge el barco y se va a vivir su american dream
Soy medicamente diagnosticado con el síndrome puertorriqueño del frío olímpico crónico y sentimiento de inferioridad eterna
Soy el que trato de huirle a la mediocridad cangrejista que sufre el Promedius Puertorricensis de tener que subir pa’rriba (lo se) a cuesta de pisar al vecino
Soy orgulloso rayando en la prepotencia.
Soy un procastinador profesional (licencia poética, lidien con esa)
Mi banda favorita es británica y conozco más de la historia del mundo que de mi propio país.
¿Para qué definirse, en serio, para qué?! Si al viajar me estereotipan por ser parte de la plaga mundial conocida como el boricua que efectivamente ha hecho al mundo más bruto por introducirlos al reggaetón.
Y si me quedo en la isla me critican por ser de Florida, decir ‘velde’, arrastrar mis erres y usar taparrabo. Y si soy de Guaynabo soy un bicho, y de Ponce un arrogante, y de Vega Alta un altanero, etcétera, etcétera, ETCETERA.
Total tus padres solos definen tu color y el malo de tu pelo, pero desde que naces estas solo en la cuna. Y el apellido solo sirve para achacar una pensión.
Y demás está decir que a uno no se le juzga por como se ve, sino como la gente se ve en uno. Y si uno es muy bueno es malo, y si es muy malo también.
